PARA ALGUNAS PERSONAS EL MEDICAMENTO MILAGROSO OZEMPIC NO SIRVE DE NADA

Medicamentos como Ozempic o Wegovy han revolucionado la pérdida de peso. Hasta tal punto, que se ha teorizado, y mucho, sobre cómo el efecto sociocultural y el impacto económico de los fármacos contra la obesidad conocidos como GLP-1 podrían cambiar el mundo que hoy conocemos. De lo que se habla menos en cambio es de aquellos pacientes que no logran adelgazar con ellos.

“Estoy en la semana 10, pérdida de peso cero”, se lamenta una usuaria de Tiktok en respuesta a un vídeo sobre quienes no encuentran efectos con estos medicamentos. "He estado en ello durante casi un año y solo he perdido 4,5 kilos" o “ahora estoy tomando la dosis más alta y no he perdido nada”, son otros de los comentarios que pueden leerse.

La semaglutida, el activo que utilizan Ozempic y Wegovy, ha mostrado en ensayos clínicos una pérdida de peso de alrededor del 15%. La tirzepatida —que se vende bajo los nombres de Mounjaro y Zepbound— se coloca por encima del 20%. Pero se trata de cifras promedio. Tras el llamativo titular quedan ocultos aquellos que se quedan por debajo de la media.

En el caso de la semaglutida, alrededor de un tercio de las personas perdieron menos del 10% de su peso y cerca del 14% de los participantes redujeron menos del 5% de su peso corporal; en cuanto a la tirzepatida, el 16% de las personas que tomaron la dosis más alta perdieron menos del 10% de su peso, y en los que tomaron la dosis más alta esa cifra fue del 9%.

Por qué falla

"Aún no comprendemos por qué pasa", es la respuesta unánime de científicos y médicos sobre este efecto.

"Todavía no entendemos la mayor parte de la variación en la respuesta", reconoce Ewan Pearson, profesor de medicina diabética en la Universidad de Dundee en Escocia en Wired. "No sabemos realmente por qué sucede, [pero] sabemos que sucede", sostiene en The Atlantic Louis Aronne, especialista en medicina de la obesidad en Weill Cornell Medical College.

Algunas personas comienzan notando algo de pérdida y después deja de funcionar, es lo que se conoce como "meseta Ozempic". Otras deben esperar a subir la dosis, lo que se hace de forma progresiva, para ver algún cambio en la báscula. 

Tanto Novo Nordisk, —que fabrica Ozempic y Wegovy— como Eli Lilly, — tras Mounjaro y Zepbound—, enfatizan que sus medicamentos deben usarse junto con una dieta saludable y ejercicio. En los ensayos  ambos se combinaron con una dieta baja en calorías y mayor actividad física. Por lo que si en la vida real los pacientes no se adhieren a estos cambios de estilo de vida, quizá podrían obtenerse peores resultados.

Una microbiota alterada o un trasfondo genético que predispone al aumento de peso en pacientes con diabetes, son algunas de las hipótesis que sugieren las investigaciones

La importancia de la genética

En algunas personas, "la obesidad puede deberse a algo más que a las hormonas que imitan los medicamentos para adelgazar para suprimir el apetito" teoriza en The Wall Street Journal Eduard Grunvald, especialista en medicina de la obesidad en UC San Diego Health. En esos casos, los medicamentos probablemente no hagan mucha diferencia.

Este tipo de medicamentos actúan tanto en el cerebro como en el estomago. Funcionan imitando la hormona GLP-1 que interviene en la regulación del azúcar en sangre, la digestión y el apetito. Desde el intestino manda una señal al cerebro para decirle que está saciado. Como resultado las personas que responden bien a estos fármacos tienden a tener menos hambre y antojos de comida. Lo que les hace adelgazar.

Este rol del eje intestino-cerebro parece jugar un papel en la respuesta de Ozempic en las personas, según detectó en mayo de 2024 una investigación.

Científicos de la Mayo Clinic, basándose en aprendizaje automático, encontraron como los pacientes con un fenotipo que bautizaron como “intestino hambriento”, obtenían una mayor pérdida de peso en respuesta a la semaglutida

El estudio se centra en los factores genéticos de la obesidad y busca fenotipar esta enfermedad. Los fenotipos de obesidad son la combinación de genes y otros datos biométricos que causan la obesidad. Además del intestino hambriento, —que describe a personas en las que la comida pasa por el estómago más rápidamente por lo que se siente hambre poco tiempo después de comer— el grupo liderado por el gastroenterólogo asociado de la Mayo Clinic, Andrés Acosta, describió otros 4 "tipos" de obesidad.

El “cerebro hambriento”, en el que las personas nunca se sienten llenas; “hambre emocional”, que son personas que comen para afrontar problemas emocionales y "quema lenta", aquellas que no queman calorías lo suficientemente rápido. 

“Nosotros hemos cogido todos los genes que están en este eje [ intestino-cerebro]”, explica Acosta en El País. “Y los hemos analizado con inteligencia artificial para intentar predecir y crear un modelo que nos dice si este eje es normal o si tiene muchas variables genéticas”. El análisis de 84 personas, reveló que aquellas que no tienen variantes responden mucho mejor al tratamiento. Tras 12 meses de tratamiento, los clasificados como "intestino hambriento" perdieron 8,8 kilos en comparación con los 4,5 kilos del resto del grupo.

2024-07-03T11:17:37Z dg43tfdfdgfd