Según la Sociedad Argentina de Nutrición, “la obesidad es una enfermedad crónica, de altísima y creciente prevalencia, que posee una etiopatogenia compleja y causa múltiples comorbilidades de elevada mortalidad prematura”. En este contexto, una nueva investigación ha descubierto el efecto protector de una proteína "quemagrasa".
En este artículo te revelamos las principales conclusiones del estudio que podría revolucionar la forma en que se trata la obesidad.
Conoce cuál es la proteína quemagrasa que descubrieron los investigadores, capaz de proteger contra la obesidad y contra las enfermedades metabólicas relacionadas con esta afección.
Una investigación liderada por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), revela una de las formas en que nuestro organismo puede quemar la grasa de tipo marrón, o grasa parda, convirtiéndola en calor, lo que protege de enfermedades vinculadas a la obesidad.
Se trata de la proteína llamada MCJ, la cual se encuentra en las mitocondrias, orgánulos de la célula donde se produce energía.
La proteína MCJ es clave en el mecanismo quemagrasas, convirtiéndose “en una prometedora diana para tratar la obesidad”, aseguran Guadalupe Sabio, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y Cintia Folgueira, del CNIO y también del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
La obesidad puede desarrollarse debido a dos factores principales: una ingesta excesiva de alimentos o un gasto energético insuficiente. Más allá de su papel como almacén de energía, el tejido adiposo –comúnmente conocido como grasa corporal– desempeña un papel fundamental en la regulación.
Existen dos tipos principales de tejido adiposo: el blanco y el pardo. El tejido adiposo blanco se encarga principalmente de almacenar energía en forma de lípidos.
En cambio, el tejido adiposo pardo, caracterizado por su tonalidad marrón debido a la abundancia de mitocondrias en sus células, tiene como función principal la generación de calor mediante un proceso conocido como termogénesis.
La termogénesis es crucial para mantener la temperatura corporal, especialmente en respuesta al frío u otros estímulos externos. Este mecanismo subraya la importancia del tejido adiposo pardo no solo en la regulación térmica, sino también como un factor relevante en el equilibrio energético.
En los últimos años, distintas investigaciones han demostrado que activar la grasa parda ayuda a prevenir la obesidad y las enfermedades metabólicas. Según Savio, desde hace tiempo está la idea de que “se podría prevenir la obesidad consiguiendo que esta grasa gaste más energía al generar calor. Así que lo primero es entender su funcionamiento”.
La investigación liderada por Sabio y Folgueira ha descubierto que “descubrir nuevos mecanismos de producción de calor en la grasa parda es una de las dianas más interesantes en el estudio de la obesidad”, asegura Sabio, y uno de ellos, controlado por la proteína mitocondrial llamada MCJ.
Según explican las autoras del trabajo llevado a cabo en ratones, al eliminar la proteína MCJ en animales obesos, descubrieron que éstos producían más calor lo que favorecía la pérdida de peso. Las investigadoras también han conseguido reducir el peso de ratones con obesidad solo trasplantando grasa sin esa proteína.
Asimismo, han observado “que los animales sin MCJ en la grasa parda están protegidos frente a los problemas de salud que provoca la obesidad, como diabetes o aumento de lípidos en sangre”, explican las científicas.
Por lo tanto, consideran que la proteína MCJ puede ser una nueva diana terapéutica para corregir patologías asociadas a la obesidad.
“Dicha protección se debe a la activación de una vía de señalización esencial para la adaptación al estrés causado por la obesidad”, explica la investigadora del CNIO Beatriz Cicuéndez, primera autora del artículo.
“Esta vía provoca un aumento del consumo de grasas, azúcares y proteínas, lo que se conoce como catabolismo, para producir calor en la grasa parda. Es un mecanismo que también sucede en personas con una grasa parda muy activa”, concluyó Cicuéndez.
Por lo tanto, a futuro esta investigación tiene como objetivo desarrollar una terapia para inhibir la proteína MCJ en pacientes con obesidad. Sin embargo, antes de avanzar, es necesario determinar si esta proteína cumple funciones esenciales en otros tejidos del organismo.
Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.